Cantabria: naturaleza infinita

Con apenas cinco mil kilómetros cuadrados de territorio; montañas, valles y costas hacen de Cantabria un lugar de ensueño, tal y como se recoge en alguna guía turística, para que el viajero tome conciencia de que se encuentra en uno de los más bellos lugares de la Península Ibérica.

La Naturaleza fue espléndida y generosa en este espacio de la cornisa cantábrica pero, como todo lo que vale cuesta, el acceso a ella tuvo que resolverse a lo largo de los siglos gracias a la tenacidad y a la inteligencia de sus hombres para que hoy, cualquier rincón, por muy inescrutable e inaccesible que parezca, haya podido conquistarse.

La Cueva del Castillo

Han sido cuatro días de peregrinaje intenso por lugares de ensueño. La Cueva del Castillo en la que se contemplan 20.000 años del Arte Paleolítico en un paseo subterráneo de apenas 750 metros, para encontrarnos con pinturas rojas, amarillas o negras, grabados de diferentes tipos que representan animales, complejos signos o formas de miembros, como manos, una constante que se repite a lo largo de todo el recorrido para comprender que el hombre primitivo confería una importancia fundamental a su mejor herramienta.

En el Parque de la Naturaleza de Cabárceno, un territorio de tierra rojiza, parcialmente cubierto por abundante vegetación, el oso ibérico, el rinoceronte, la cebra o el gorila, conviven en perfecta armonía como ejemplo de lo que el hombre puede desarrollar con inteligencia. Fue Hormaechea, injustamente denostado en su momento, el artífice de este espacio creado artificialmente, hoy es uno de los lugares más celebrados y visitados de Cantabria. Todo llama la atención durante el recorrido, pero el punto exacto donde aparecen los gorilas es donde el viajero más se extasía y permanece, tan atrayente le resulta ver los gestos y movimientos de sus antecesores.

 

 

Situada en los municipios de Valdáliga, Herrerías y Rionansa, con vistas al mar y a la montaña, nos encontramos con El Soplao, una cueva cuyas características irrepetibles, la convierten en referente de todos los espeleólogos del mundo. Su interior constituye una maravilla geológica y espeleológica a nivel internacional pero al mismo tiempo constituye un grandioso espectáculo para cualquiera que llegue hasta ella aunque lo ignore casi todo sobre espeleología. Su acceso se hace a través de un tren minero que, tras recorrer 400 metros, nos sitúa a la entrada de la cueva cuya longitud es de 17 kilómetros aunque la visita nos llevó por un recorrido de 1500 metros. En su interior el arte del agua nos muestra caprichosas formas de estalactitas y estalagmitas, además de los famosos aragonitos, auténticos tesoros en mineralogía y que sólo se contemplan en este recinto. Al contrario que las estalactitas y estalagmitas, crecen en todas direcciones conformando espirales y formas de difícil definición. Los expertos todavía no se han puesto de acuerdo sobre el origen de esta excéntrica formación.

Cueva de Altamira

La Cueva de Altamira y sus famosas pinturas, abigarradas y coloristas que decoran en su totalidad el techo. Muchas son las conjeturas y las divagaciones sobre las personas que, hace millones de años, dejaron allí grabado en piedra su arte y sensibilidad.

Las cuevas de Cantabria están declaradas por la Unesco, Patrimonio de la Humanidad, por su belleza única y porque la mano del hombre hizo que cambiara la historia de la humanidad y su posterior concepción.

El recorrido por las localidades de Suances, San Vicente de la Barquera, Comillas, bellísima ciudad, en la que se puede admirar la suntuosa Universidad Laboral de un esplendoroso gótico, o el Capricho de Gaudí, hoy lujoso restaurante, inmerso entre gigantes árboles y extensos prados, hacen del lugar eso que los dioses denominaban su olimpo.

Cantabria abre los brazos al mundo desde los Picos de Europa, imponente macizo que cambia de color pasando del violeta, al blanco, o al tenebroso gris. Y todo en unos momentos. El macizo se viste con sus mejores galas en invierno cuando la nieve ciega los ojos y el sol se oculta en el horizonte.

Cantabria y Santander

Cantabria y Santander, una de las ciudades más bellas de la Península Ibérica, con su importante puerto, donde parten los barcos hacia diferentes destinos del mundo. Santander, el arte, la cultura, la modernidad, la tecnología, la gastronomía. En Cantabria, los mejores productos del mar, las mejores carnes, la más exquisita elaboración. La generosidad de sus gentes, todo es en este lugar de España, infinito.

Arquitectura y paisaje, gastronomía y formas de vida. Todo es en Cantabria, reposo y paz, progreso y evolución y un talante especial en sus gentes alegres y hospitalarias que invitan a volver y, si fuera posible, permanecer.

Si en la colina más alta de Atenas, hubo un tiempo, en que se asentaron los dioses para homenajear a la Diosa Atenea, mucho tiempo después, en Cantabria, la diosa naturaleza dispuso de sus mejores recursos para que los hombres se sintieran como dioses.

Por Concha Pelayo Rapado, Zamora, España

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