El Solsticio de Invierno y la Navidad, su proyección y sus repercusiones en la vida cotidiana

El invierno acaba de comenzar. En efecto, desde las 23 h y 23 m del 21 de diciembre de 2018, hasta el 20 de marzo con el comienzo de la primavera, 89 días y 20 h después, estaremos inmersos en la estación de invierno. Un invierno en el que se producirán dos eclipses. Uno parcial de Sol los días 5 y 6 de enero, que no será visible en España, y otro total de Luna el 21 de enero que sí será visible desde nuestro país. Pero es notable el hecho de que, de las más de 14 horas de la duración del día en el solsticio de verano en junio, pasemos a las poco más de 9 horas del solsticio de invierno que ahora se produce. Y a casi noche total en el extremo más septentrional de Europa.

Fuente: Joaquín Muñoz Coronel, Ciudad Real, España.

El solsticio de invierno (del latín sol, ‘Sol’, y sístere, ‘permanecer quieto’) corresponde al instante en que la posición del Sol en el cielo, se encuentra a la mayor distancia angular negativa del ecuador celeste. El solsticio de invierno tiene lugar cada año entre el 20 y el 23 de diciembre en el caso del hemisferio norte, y entre el 20 y el 23 de junio en el caso del hemisferio sur.

Sin embargo, no puede tener nuestro trabajo una vertiente netamente astronómica. Nos ocupamos del invierno tan sólo para encuadrar la fecha sin duda más importante para toda la cristiandad: el 25 de diciembre que celebramos la Navidad, recién comenzada la estación de invierno. Aunque no es la única manifestación festiva.

Días y noches

Newgrange (Irlanda) lanzadigital.com

El significado estacional del solsticio de invierno se manifiesta en la tendencia al alargamiento de la duración de las noches, y al acortamiento de las horas diurnas. Un fenómeno que se repite desde siempre, y que distintas culturas han tratado de definirlo de diversas maneras.

La palabra invierno puede tener un significado amplio e impreciso; sin embargo, en el caso del ‘solsticio de invierno’, es posible calcular con exactitud el segundo en el que ocurre. Aunque en teoría el solsticio de invierno solo dura un instante, este término también se aplica cuando nos referimos a las 24 horas del día en que tiene lugar.

El significado o interpretación de este evento ha variado en las distintas culturas del mundo, pero la mayoría de ellas lo reconoce como un período de renovación y re-nacimiento, que conlleva festivales, ferias, reuniones, rituales u otras celebraciones.

Las fechas

En el 45 a. C., en el calendario juliano se había establecido el 30 de diciembre como el solsticio de invierno de Europa. Y había entonces una diferencia entre el año civil y el año tropical, que provocaba que el solsticio astronómico no cayera siempre el mismo día, sino que se adelantara aproximadamente tres días cada cuatro siglos. En 1582, el papa Gregorio XIII decretó el cambio al nuevo calendario gregoriano, con lo que el solsticio de invierno del hemisferio norte (el nuestro) ocurría en torno al día 21 de diciembre. Cierto es que, anualmente, el solsticio fluctúa ligeramente en el calendario gregoriano, pero tan ligeramente que a largo plazo supone solo un día cada 3000 años.

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Solsticio y culturas

Las interpretaciones que las diversas culturas dan al solsticio son muy variadas. El invierno es un término más amplio, por lo que no está científicamente establecido el principio o la mitad de un invierno. Sin embargo, el solsticio de invierno sí está calculado con exactitud. Para los países celtas como Irlanda, la temporada de invierno comienza el 1 de noviembre, el día de ‘Samhain’. Termina el invierno, y la primavera comienza en el ‘Imbolc’ o la Candelaria, que es el 1 de febrero y 2 de febrero.

El solsticio por sí mismo ha sido un momento especial del ciclo anual del año, incluso durante el periodo neolítico. Eventos astronómicos conocidos en la antigüedad, como el apareamiento de los animales, la siembra de los cultivos, y la medición de las reservas entre las cosechas de invierno, muestran cómo las diferentes mitologías y las tradiciones culturales han ido surgiendo. Este aspecto ha sido comprobado ya, en las muestras de finales del Neolítico y la Edad de Bronce, y desde luego en los sitios arqueológicos de Stonehenge (Gran Bretaña) y Newgrange (Irlanda).

Stonehenge (Gran Bretaña) lanzadigital.com

Los principales ejes de ambos monumentos parecen haber sido cuidadosamente alineados, sobre una línea de vista que apunta a la salida del sol del solsticio de invierno (Newgrange), y la puesta del sol del solsticio de invierno (Stonehenge). Es muy significativo respecto de Stonehenge, el hecho de que la ‘Gran Trilithon’ se erigió desde el centro hacia el exterior del monumento, es decir, su cara plana se volvió hacia la salida del sol de pleno invierno.​

Importancia del solsticio

El solsticio de invierno ha tenido una tremenda importancia, porque las comunidades iban a ser privadas de muchas cosas durante el invierno, y tenían que estar preparadas para esas carencias. El hambre era común en invierno, entre enero y abril o “meses de la hambruna”. En los climas templados, el festival de pleno invierno era la última fiesta de celebración, antes del comienzo del invierno. Y la mayoría de los animales eran sacrificados para no tener que alimentarlos durante el invierno, por lo que prácticamente era el único momento del año con carne fresca disponible. He ahí la matanza del cerdo. También el vino y la cerveza de la cosecha anual estaban finalmente fermentados, y listos para beber desde ese momento.

De entre todas las celebraciones que tienen lugar en el hemisferio norte -el nuestro- durante el solsticio de invierno, destacaremos la de la Navidad, una de las más importantes celebraciones cristianas, y también una de las más conocidas a nivel mundial. Porque la Navidad es nada menos que la celebración del nacimiento de Jesucristo, considerado por los cristianos como el propio Dios encarnado. Aunque tenga una tremenda y creciente repercusión en todos los aspectos de la vida cotidiana…

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El ‘nacimiento’ se celebra el 25 de diciembre, que era el solsticio de invierno cuando se creó el calendario juliano. En los últimos cien años, varias iglesias cristianas han reconocido que en esta fiesta se conjugan elementos folclóricos de diversas culturas, y permiten que gran parte del folclore y las fiestas paganas locales se conjuguen dentro de la festividad. Desde luego, no todas estas celebraciones están relacionadas con la Natividad cristiana, como ‘Koleda’ (Коледа) y Karácsony en muchas partes de Europa. Pero entre las actividades más comunes, se incluye el canto de villancicos alrededor de un “Belén”, o representación gráfica del nacimiento de Jesucristo; una misa de medianoche entre el 24 y el 25 de diciembre, la llamada “Misa del gallo”; una fiesta familiar con comidas típicas, y la entrega de regalos ―una tradición de san Nicolás de Bari― entre los presentes, a la hora de la medianoche.

Papá Noel

‘Papá Noel’, ‘Santa Claus’, ‘Viejito Pascuero’, ‘Colacho’ o ‘San Nicolás’, son los nombres con los cuales se conoce universalmente al personaje legendario, que según la cultura occidental trae regalos a los niños por Navidad.

Personaje inspirado en un obispo cristiano de origen griego llamado Nicolás, que vivió en el siglo IV en Anatolia, en los valles de Licia (actual Turquía). Era uno de los personajes más venerados por los cristianos de toda la Edad Media, y sus reliquias aún se conservan en la basílica de Bari (Italia).

Ritual ‘Herchta’

Los primeros alemanes (siglos VI-XI) creían que ‘Hertha’ (Bertha o Perchta) era la diosa de la luz, la domesticidad y el hogar. Cocinaban tortas de levadura al horno en forma de zapatos, que fueron llamados ‘zapatillas de Hertha’, y que luego se llenaban de regalos.

Durante el solsticio de invierno, las casas se cubrían con ramas perennes de abeto para darle la bienvenida. Y cuando la familia y los criados se reunían para cenar, se hacía un altar con piedras planas, donde encendían una fogata con ramas de abeto. Era creencia popular que ‘Hertha’ descendía a través del humo, y guiaba a los conocedores de las tradiciones a adivinar el futuro de los asistentes a la fiesta…

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El ‘Olentzero’

En la tradición navideña vasca y navarra, el ‘Olentzero’ es un carbonero mitológico que trae los regalos el día de Navidad en los hogares de Euskal Herría (País Vasco, Navarra y País Vasco francés), cuyo origen está en la zona de Lesaka.

El ‘Apalpador’

Por su parte, el ‘Apalpador’ o ‘Pandigueiro’ es un personaje de la tradición navideña gallega. Se trata de un carbonero mitológico que, según indica la tradición, baja la noche del 24 o el 31 de diciembre a tocar el vientre a los niños, para ver si han comido suficientemente durante el año. Dejando a cambio un montón de castañas, eventualmente algún regalo, y el deseo de que tengan un año nuevo lleno de felicidad y de comida.

Como vemos, el personaje amable y generoso pervive en muchas culturas, aunque en la nuestra, el símbolo de la generosidad está encarnado por los Reyes Magos, de los cuales nos ocuparemos en otro lugar.

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